Una de las cirugías más frecuentemente realizadas para tratar la obesidad es el bypass gástrico, el cual es un procedimiento en el que se modifica la anatomía del tracto digestivo con la finalidad de crear un estómago pequeño y además realizar una unión entre ese nuevo estómago pequeño con el intestino delgado con la finalidad de que se favorezca una malabsorción (menor absorción de los alimentos). Es un procedimiento muy efectivo, logrando la reducción de hasta el 76% del exceso de peso a los 3 años de realizada la cirugía y además se logran beneficios metabólicos llevando a muchos pacientes a la suspensión de sus medicamentos para la diabetes y para el control de la presión arterial.
Vale la pena resaltar que a pesar de ser muy buenos los beneficios, existe la posibilidad de que los pacientes que logran perder peso, vuelvan a ganar peso por no apegarse a un estilo de vida saludable y continuar sin realización de actividad física. Por fortuna esto se puede evitar si existe un apego continuo del paciente con el equipo que realizó la cirugía, de tal manera que si un paciente lleva a cabo las medidas dietéticas, psicológicas y de actividad física que se planearon, es seguro que el paciente no vuelva a ganar peso.